A quien desee enterarse rápido sobre Caicedito
El 4 de marzo de 1977( luego de un agobiante 1976), pasado el medio día, Andrés Caicedo, decide terminar con sus días en el Edificio Korkidi de la Avenida Sexta de Cali.
Siempre lo predijo, lo repitió y cumplió. No quería ser grande, no se sentía preparado para ello.
Sufría de un fuerte complejo de Edipo, que nunca superó.
Solicitaba constantemente: una mano amiga, un buen consejo, alguien que confiara en su persona y talento.
Como el adolescente, que siempre fue, le emocionaba armar la rumba, irse en compañía de Remington, su máquina de escribir.
Por cosas como esa, se ganó el apodo de Capitán Metralla: clack, clack, clack, clack.
En circunstancias como esa, escribió "Maternidad", considerada por él mismo, su obra maestra.
Como el melómano que era, acostumbraba escuchar música a todo timbal.
De la salsa, le apasionaban los cueros y el tumbao, pero sólo bailaba los ojos, porque "era mas tieso que varilla, mas tieso que pinga de burro, mas tieso que echarle bala a la policía".
Del Rock, adoraba por callejeros, a las piedras rodantes: The Rolling Stones.
No sobra contar, que despreciaba, por burgueses, a los cucarrones: The Beatles.
Pues Caicedo era así, toposo para hoy, tirrioso, para entonces.
Esto último, me lo contó Guerrerito, su amigo de Ciudad Solar.
Caicedo era: hermoso, intenso, tartamudo e hiper activo. Desproporcionado en todo y para todo.
Fundó de una sola: El Cine Club de Cali, en el Teatro San Fernando, el San Fercho.
Editó la Revista Ojo al Cine, la mejor del género en su época. De la cual se editaron cinco números.
No pudo terminar con su amigo Mayolo, la película: "Angelita y Miguel Ángel. Por divergencias en lo que sería el fin. Caicedo quería terminara enfocando el nortecito y Mayolo el sur. Éste, sabía más del que hacer técnico y el otro más de crítica. Pero en realidad, lo que pasó, (dicen sus amigos) fue el encuentro de dos egos elevados.
A menudo le daba la sensación de trabar solo.
Cuando se fue a vivir a Bogotá, sintió que sus mejores amigos le abandoban.
Finalmente, sucumbió en su Calicalabozo. Donde sentía la estrechez de su clase social; conservadora y convencional.
No crean que siempre fue drogo, pues este chico fue muy protegido. De aquellos que no dejan salir de casa.
Cayó en esa trampa a los 19, y no pudo escapar de ella,
tampoco se lo propuso con determinación, y esto le llevó a la muerte.
En vida, sólo publicó dos libros: "El atravesado", que patrocinó su mami Nellie Estela, para el cumpleaños en 1975 y "Que viva la música!", publicado en 1977 por Colcultura, entidad oficial que dirigía el poeta Juan Gustavo Cobo Borda.
Murió, en los dias del Festival de Cine en Cartagena.
Desde allí sus dos amigos se manifestaron: "Como puede suicidarse un hombre, que estaba tan feliz, porque acababa de comprar una nevera?" Poncho Ospina
A Mayolo le preguntaron: ¿usted no es que venía con un amigo? (Andrés Caicedo). sí pero él se marió.
En 1971 Cali pasó de población a ciudad, con los VI Juegos Panamericanos, evento, que obligó a transformaciones arquitectónicas y culturales, lo que se referencia en la obra de Caicedo, como la feroz época.
De aquellos pocos amigos, unos lograron mantener el equilibrio encimita del infierno, y se hicieron directores de cine y profesores de la U. Otros sucumbieron al Cali canibalismo, conocieron la indigencia, el alcoholismo y las consecuencias que tanta mala vida deja.
Pero nosotros, habitantes de otra época quizás más antropófaga que aquella, aún tenemos la vida para tallarla.
Felicitaciones para los muchachos caicedianos, creo que ahora que Fuguet acaba de hacer al biografía no autorizada de Andrés habrá que aprovechar la vitrina para que la obra de un autor tan valioso ocupe el lugar que merece.
ResponderEliminarSaludos desde Perú y con mi cariño de siempre,
Gabriel Rimachi Sialer